lunes, 13 de junio de 2016

Mensaje de Lourdes Pérez durante la Misa de envío misionero I.

Estamos reunidos hoy aquí celebrando la Eucaristía que es la acción de gracias por excelencia,… para dar gracias a Dios por la vida, la vida que nos da cada día, por el don de la fe que nos regaló, en el que vamos creciendo, por la riqueza que tenemos de  poder vivir nuestra fe en comunidad de hermanos. 
Tenemos todos muchos motivos para dar gracias. Hoy les pido que den  gracias conmigo por estos 27 años de vida en Uruguay, en este país que me recibió, me acogió con su característica hospitalidad, me dejó hacerme “uruguaya”… Gracias.
Yo quiero compartir hoy con ustedes algo que nos pasa a todas/os en nuestra vida de seres humanos creyentes todos los días.
Las lecturas que elegí que vamos a ir viendo, son  parte de lo que quiero compartir hoy con todos ustedes.: comunidad de Possolo, a la que llegué hace 27 años, bueno, hace 28, cuando vine dos meses a hacer una experiencia, comunidad IT a la que pertenezco desde mi juventud, con mucho orgullo, Karina y Adriana que me recibieron en la casita de Juan Acosta, gente de la OSV con la que compartí siempre, vecinos de la zona, amigas y amigos todos. 

De las lecturas de hoy:

1. lectura del Eclesiastés: 3,1-14

Lo titula mi biblia “no hay valores absolutos”
“Hay bajo el sol un momento  para todo,
y un tiempo para hacer cada cosa:
Tiempo para nacer y tiempo para morir, cada día, en cada etapa de la vida, para mí aquí, en Uruguay, en Aparicio Saravia.
Tiempo para llorar y tiempo para reír. Hubo, hay y habrá.
Tiempo para conservar y tiempo para tirar fuera: hubo mucho de tirar fuera en este tiempo, pero se conservó lo fundamental, sigo siendo la misma.
Tiempo para buscar: un don el afán de buscar que agradezco a Dios mucho y que me vino muy bien, por eso  viví aquí estos 27 años y por eso busqué a qué lugar de España ir no a cualquiera, no “a lo bobo”, digo yo.
Tiempo para rasgar y tiempo para coser.
Tiempo para callarse y tiempo para hablar: de esto aprendí mucho con ustedes, a escuchar, son buenos en esto.
Tiempo para amar y tiempo para odiar: aprendí a no reprimir los sentimientos.
Tiempo para la guerra y tiempo para la paz.
¡QUÉ HUMANO TODO esto!, nos representa a cualquiera, yo hoy lo aplico a lo que quiero compartir.

Ahora titula mi Biblia: El hombre, enfermo de eternidad
Ha puesto Dios la eternidad en los corazones de los hombres, por eso buscamos siempre…. y el hombre no encuentra el sentido de la obra divina desde el principio hasta el fin.
Vi entonces que su verdadero bien es la alegría y hacer el bien durante su vida. Si uno puede  comer y beber, si encuentra la felicidad en su trabajo, eso es un don de Dios.
Vi  que todo lo que hace Dios perdura para siempre, no hay nada que añadirle, nada que quitarle. Y Dios actúa de manera tal que se le respete”: Dios es Dios, y nosotros sus creaturas.

Salmo 22

Aunque pase por quebradas oscuras,
No temo ningún mal,
Porque tú estás conmigo
Con tu vara y tu bastón,
Y al verlas voy sin miedo
Esto llevo siempre en mi corazón y me ayuda mucho.
Irán conmigo la dicha  y tu favor
Mientras dure mi vida,
Mi mansión será la casa del Señor
Por largos, largos años
Aquí está el futuro.

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