Padre Cacho.

Tomado de "Padre Cacho. Cruzador de fronteras", de la Organización San Vicente, Obra Padre Cacho.

Rubén Isidro Alonso

Rubén Isidro Alonso, S.D.B., conocido como Padre Cacho (Montevideo, 15 de mayo de 1929 - 4 de setiembre de 1992), fue un sacerdote católico que en 1977 decidió ir a vivir a un cantegril. Desarrolló una obra empeñada en obtener vida y vivienda digna, así como trabajo estable para los clasificadores de desechos que allí viven.

BREVE BIOGRAFIA.

Nació en Montevideo el 15 de mayo de 1929, en las cercanías de la Parroquia de San Ignacio de Loyola, en Villa Dolores. Fue el tercero de una familia de seis hermanos.
A los 12 años ingresa en el Seminario del Manga, y cursa estudios superiores en Argentina.
En 1959 es ordenado sacerdote, para vivir su ministerio en una entrega preferencial a los jóvenes y a los pobres. Esto le significó una búsqueda de largos años, a la vez crucificante y esperanzadora.
Desempeñaría su ministerio en Montevideo, Paysandú y Rivera. En Paysandú, es el primer Asesor Diocesano de la naciente Pastoral Juvenil. En Rivera, con otros dos compañeros sacerdotes, logra concretar una primera realización de su vocación de presencia y de servicio en uno de los barrios de la periferia.
En 1977, invitado por el entonces arzobispo de Montevideo Mons. Parteli, viene a vivir a la parroquia Sagrados Corazones Possolo, procurando seguir con fidelidad una clara vocación de servicio a quienes más lo necesitamos. Nos decía: "sé que allí voy a encontrar a Cristo, entre los que más sufren".
A fines del mismo año, lo reciben los vecinos del Barrio Placido Ellauri, y a partir de ese momento comparte las alegrías y tristezas, las angustias y esperanzas de los habitantes del Placido y de todos los barrios circundantes.
Al incorporarse a la Parroquia y a la Zona nº 9, enriqueció con su testimonio desde el barrio, sus sueños e iniciativas a la Pastoral Social y al Presbiterio zonal.
Cacho fue entre nosotros como una semilla que se entierra: luego de abrirse con dolor, entrega su vida para producir más vida. Su fecundidad manifiesta nos comunicó confianza en nosotros mismos, recordándonos nuestra propia dignidad de seres humanos, porque somos hijos de Dios.
Estuvo en el comienzo del MOVIDE (Movimiento Pro Vida Decorosa) y de la organización de todos nuestros barrios: Plácido Ellauri, San Vicente, Santa María, San Isidro, La Palmera, MAUSA, 2 de febrero.... Fue el alma de la Organización San Vicente. En este último año reconoció e impulsó la esperanza que significan la Cooperativa COVIJO y la movilización de los clasificadores.
Nos preparaba para el Bautismo, era el testigo de nuestros matrimonios, nos acompañaba en los velorios, celebraba con nosotros la Eucaristía los miércoles en el salón de San Vicente y los domingos en la Capilla Banneux.
Tuvimos hambre y compartió su comida; tuvimos sed y compartió su agua, estuvimos enfermos y nos visitó; nos pusieron presos y se arriesgó por nosotros. Creimos que no éramos nadie, que no podíamos nada y tuvo confianza en nosotros.
Y ahora, entra en la Casa de nuestro Padre Dios, a descansar con El, con la Virgen María y todos los Santos. Nosotros somos la tierra en que cayó su semilla: su partida nos compromete a dar fruto, el máximo de vida y esperanza.

La decisión de buscar a Cristo entre los pobres

La opción del sacerdote quedó documentada en una carta que escribió cuando tomó la decisión de abandonar su parroquia y vivir en las mismas casas precarias de los barrios en las que trabajaba:

"Siento la imperiosa necesidad de ir a vivir en un barrio de pobres y hacerlo como lo hacen ellos. No como táctica de infiltración, de camuflaje o demagogia, ni siquiera como gesto profético de nada sino para encontrarlo de nuevo a Él porque se que vive allí, que habla su idioma, que se sienta a su mesa, que participa de sus angustias y esperanzas. Tampoco como un “Padre” despachador de sacramentos sino como alguien que va a hacer junto a ellos una vivencia de fe, un camino compartido. Tal vez pueda decirles en su idioma de dolor y frustración, que allí, en medio de ellos esta Él. El que puede cambiar la muerte en Vida, la negación en Esperanza".

Poesías:
Sólo una cosa es necesaria...
Jesús, Dios-hombre.
Señor, siento alegría, por tu perdón.
No busco reconocimiento.

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