El Espíritu Santo inspiró a cada autor para que comunicara la revelación de Dios a través de la historia de salvación. Esto no quiere decir que les dictó su mensaje al pie de la letra, sino que cada cual escribió según el contexto histórico-cultural en que vivió, usó su creatividad y utilizó los géneros literarios comunes y apropiados para expresar su mensaje en su época.
Algunos libros tienen relatos orales provenientes de distintas tradiciones, por lo que hay relatos repetidos con variaciones entre sí; también hay libros escritos por varios autores a lo largo de diferentes décadas. En ambos casos, otro escritor sagrado realizó la redacción final combinando tradiciones y escritos anteriores. Los cristianos creemos que el Espíritu Santo guió a todas las personas que participaron en este proceso.
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