Montevideo,
21 de febrero de 1988
COMUNICADO
DEL CONSEJO PASTORAL DE LA PARROQUIA DE LOS SAGRADOS CORAZONES.-
El
Consejo Pastoral de la comunidad cristiana de la Parroquia de los Sagrados
Corazones (Las Acacias), ante los hechos de pública notoriedad del 10 del
corriente, en los que se vieron involucrados nuestro párroco el Padre Pablo Bonavía
y el seminarista Luis Alberto Albornoz, cree necesario dar a conocer el
siguiente comunicado.
1. Si bien los dos menores que huían luego
de cometer un asalto forzaron su ingreso a la casa parroquial, una vez
producido éste no ofrecieron resistencia ante el operativo policial; en
particular, no efectuaron disparos ni tampoco se trabaron en lucha al ser
aprehendidos por los agentes, policiales, como publicaron algunos órganos de
prensa.
2. Las fuerzas policiales comenzaron, a
disparar sus armas contra la casa parroquial sin intentar previamente alguna
forma de intimación pacífica; por ejemplo, utilizando un megáfono para advertir
a los perseguidos que estaban rodeados e instarles a entregarse y antes de
hacer uso de la fuerza.
3. La forma en que se abrió fuego contra
la casa parroquial puso en grave riesgo la vida de todos los que estaban en su
interior. En efecto, los disparos efectuados con armas de grueso calibre fueron
dirigidos contra objetivos que no permitían identificar las eventuales
víctimas.
4. Cuando nuestro párroco, en medio de los
disparos, intentaba advertir a la policía, con gritos y ademanes, que los
perseguidos estaban dispuestos a entregarse sin ofrecer resistencia, un agente
policial le apuntó y disparó desde el exterior de una ventana. La bala no alcanzó
al Padre Pablo porque quedó incrustada en el marco de una puerta situada pocos centímetros
delante suyo.
5. La preocupación que sentimos ante lo
sucedido no se debe exclusivamente al hecho de que haya sido agredida nuestra
casa parroquial si no al peligro al que están expuestos otros lugares públicos
de reunión y casas de familia. En efecto, este tipo de procedimientos
policiales constituye un nuevo factor de inseguridad que se agrega a la
intranquilidad generada por al aumento de robos, asaltos, copamientos, etc.
6. Es de lamentar el tratamiento que
algunos órganos de prensa han dado al hecho, suministrando datos que no se
ajustan a la verdad e induciendo a una interpretación falsa de lo acontecido.
7. Todo lo anterior no supone en modo
alguno un menoscabo de la tarea de las fuerzas policiales, a las que,
obviamente, corresponde el deber de proteger la vida y libertad de todos los
ciudadanos, aún por medio de la fuerza, en la represión de diversas agresiones
que sufre la sociedad. Sólo apunta al hecho de que el tipo de procedimiento
utilizado no ha de poner en peligro innecesario la misma vida y libertad que se
procura defender.
No hay comentarios:
Publicar un comentario