A partir de hoy iremos compartiendo por partes un excelente trabajo realizado por Mary Larrosa y el P. Pablo Bonavía, donde hacen una síntesis de la historia de nuestra comunidad, desde el año 1938 hasta el 1988. Hoy compartimos la introducción a dicha cronología.
I. INTRODUCCION
1. Junio del año 1988. Uruguay, Montevideo, barrio Las Acacias. Un barrio en el que junto a muchos signos de vida vemos también signos de enfermedad y de muerte. Carritos tirados por niños, calles rotas, el olor típico de la falta de saneamiento, cada vez más ranchos de chapa, cartón y nylon, mujeres cargadas de hijos, niños desnutridos y enfermos, muchachos que deambulan por las calles sin trabajo y sin porvenir a la vista, alguna gente atemorizada por la delincuencia y otros por procedimientos policiales que con frecuencia desbordan sus atribuciones. Obreros mal pagados, otros desocupados y muchos jubilados que luego de toda una vida dedicada al trabajo hoy deben vivir a la espera de sacar en la quiniela, conseguir tarjetas para recibir alimentos de los planes de emergencia y en todo caso deben elegir entre pagar el alquiler o comer.
2. Sería fácil atribuir todo esto a la fatalidad, a la mala suerte o a la falta de voluntad. Sin embargo estos hechos son síntomas bien dolorosos de la situación de todo un país en el que la vida del hombre parece tener cada vez menos valor, en el que la persona humana con sus necesidades y derechos fundamentales importan cada vez menos.
En esta realidad tan difícil nos preguntamos una y otra vez: ¿por qué suceden estas cosas? ¿Puede cambiar todo esto? ¿Vale la pena esforzarse por transformar esta situación? ¿No será algo inútil y entonces lo sensato será resignarse o simplemente tratar de abrirse camino sólo para uno mismo aunque sea al precio de la indiferencia frente situación?
3. Algunos de los que recorremos las calles de nuestro barrio, de los que vivimos y sufrimos todo lo que hemos dicho, somos miembros de la comunidad cristiana de la Parroquia Sagrados Corazones. También nosotros nos hacemos esas preguntas y nos vemos en la necesidad de elegir constantemente entre la resignación egoísta y el compromiso solidario con los demás.
3. Algunos de los que recorremos las calles de nuestro barrio, de los que vivimos y sufrimos todo lo que hemos dicho, somos miembros de la comunidad cristiana de la Parroquia Sagrados Corazones. También nosotros nos hacemos esas preguntas y nos vemos en la necesidad de elegir constantemente entre la resignación egoísta y el compromiso solidario con los demás.
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