Un día como hoy, hace 30 años, el P. Pablo Bonavía, Párroco en ese entonces, sufría un copamiento, pero lo curioso del caso, es que el peligro no vino de los copadores, sino de los policías.
¿Se imaginan diez patrulleros rodeando la parroquia y disparando contra las ventanas de la iglesia?
Los invitamos a leer esta insólita anécdota en dos versiones: una claramente tendenciosa, la del diario “El Día”, y otra de “Mate Amargo”, donde e propio Pablo cuenta su versión.
Agradecemos al P. Pablo por haber dejado registrado este episodio, que nos muestran que no “todo tiempo pasado fue mejor”, y que algunas cosas, como la tendenciosidad hacia e barrio aún no ha cambiado.
Por otro lado agradecemos a Dios, por la vida y el ministerio del P. Pablo, que ese día se salvó por muy poco de la muerte.
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