UNA COMUNIDAD QUE NACE
COMO FRUTO DE UN ESPÍRITU MISIONERO
4. Ningún árbol nace
grande. Los comienzos generalmente son pequeños. Pero ya en la semilla está el
germen de una vitalidad que marcará para siempre las características de ese
árbol, de su tronco, de sus ramas, de sus hojas y frutos. Así también nació
nuestra comunidad. Brotó del tronco vigoroso de la Iglesia del Cerrito de la
Victoria, cuyos sacerdotes, empeñados en extender el mensaje del Evangelio
habían impulsado la creación de diversos centros de culto a lo largo y ancho de
una enorme zona de nuestro departamento de Montevideo.
El 31 de Mayo de 1932 el
párroco del Cerrito, P. Antonio Evers, envía una carta a Mons. Juan Francisco
Aragone, Arzobispo de Montevideo, solicitándole permiso para levantar una
pequeña casilla que sirviera como capilla en un terreno ubicado en la calle Possolo
entre Emilio Zola y Wellington, en el Barrio Marconi. Pocos días después, y en
presencia del mismo Arzobispo, se inauguró allí una Capilla pública dedicada a
Nuestra Señora del Santísimo Sacramento cuya imagen se venera y aún está en
nuestra parroquia. Cuatro años más tarde, en 1936, se construye un salón de
madera al lado de la casilla original.
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