Hoy celebramos el día de San Vicente de Paúl, fundador de nuestras queridas hermanas Vicentinas y los Padres Vicentinos, siempre preocupado por los más necesitados, y un verdadero adelantado para la época, al crear un estilo de vida consagrada femenina pero no de clausura. Exclamaba: "No es suficiente que yo ame a Dios. Es necesario hacer que mis prójimos lo amen también".
El 27 de septiembre de 1660 pasó a la eternidad a recibir el premio prometido por Dios a quienes se dedican a amar y hacer el bien a los demás. Tenía 80 años.
El Santo Padre León XIII proclamó a este sencillo campesino como Patrono de todas las asociaciones católicas de caridad.
A las 15 realizamos una sencilla celebración para los niños del CAIF que las hermanas tienen en su casa. Leímos una breve reseña sobre la vida del Santo, charlamos con los niños, que le presentaron unos trabajos que hicieron para regalarle a San Vicente. Para terminar, recibimos la bendición de Dios, y juntos lo alabamos con una canción animada con gestos.
Damos gracias a Dios por la vida y testimonio de nuestras queridas hermanas Vicentinas, y le pedimos a Dios que les regale lo que necesiten para ser felices en fidelidad a la vocación que les regaló.
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