Abril de 1945.
Los primeros en llegar fueron los Padres Longo, Tuccilo y otro.
A mi llegada, el P. Longo ya había cumplido el periodo de cinco años y fue trasladado. Vino como párroco el P. Gabriel Gaglione, que a mi llegada hacía por lo menos dos años que estaba de párroco. Quedó el P. Tuccilo y vino el P. Mario Papavero que celebraba misa fuera de la parroquia, creo que en Santa Teresita o Del Carmen. (El P. Longo estuvo de 1938 al 1943; el P. Gabriel de 1943 a fines de 1948 o principios de 1949).
En este transcurso llega eel P. Altieri como ayudante, queda Tuccilo como encargado; nos había visitado el P. Longo, y poco tiempo el P. Pirozzi, que nos enseñó a contestar en Latín en las misas. En el transcurso de 1949 y unos días de enero, dejan la parroquia. Tuccilo va como párroco en Nueva Pompeya. El 22 de enero de 1950 llegó el P. Estanislao Grigaliunas como Párroco del clero; venía de la parroquia de Peñarol.
Actividades de los Misioneros de los Sagrados Corazones:
Cuando llegué en 1945 me encontré en primer lugar con la catequesis. Empecé a colaborar con la enseñanza del catecismo durante el tiempo que ellos estuvieron.
Después, en la parroquia se hacían kermeses, procesiones, las cuarenta horas, se veneraba la imagen de Santa Lucía; y también estaban los vicentinos (hombres). Había congregaciones: de señoras, que era la Pía Unión de los Sagrados Corazones; de señoritas, la congregación de Santa Teresita; centro de hombres; y para niños cine y fútbol. El p. Gabriel tenía la esperanza de poder fundar la casa de los ancianos, y con esta pensión que el gobierno pagaba a los ancianos, la ayuda vicentina y algo que colaboraba la Iglesia era fácil. Se empieza a trabajar los vicentinos vendiendo bonos y se consigue al final comprar el solar que estaba frente a la iglesia, que se fue pagando en cuotas y se terminó de pagar ya estando el P. Grigaliunas. Pero al final, esta obra no se llevó a cabo, quedó el terreno comprado y pago. Los vicentinos colaboraban con ayuda a los pobres también.
Lo que me toca a mí, empecé con la catequesis y poco a poco me fui integrando a las demás obras: colaboraba en kermeses, en venta de rifas, recorrido de niños para la catequesis, contestaba en latín en las misas cuando había necesidad; hasta llegué a ayudar de sacristana en las cosas del altar, arreglo de casamientos, pero la catequesis fue lo principal.
22 de enero de 1950.
Llega el P. Grigaliunas como cura párroco del clero. La sacristana de los misioneros se fue con ellos para trabajar en Piedras Blancas, en Pompeya.
El Padre no tenía colaboración y me ofrecí yo para todo lo que había que hacer, y seguí con la catequesis, como sacristana, y en todo lo que había que hacer.
Se siguió con la congregación de los Sagrados Corazones, Santa Teresita, se fundó la congregación de niñas de Santa Inés, y el pequeño clero.
Enero de 1955.
Llega la 3ª orden Franciscana, la JOC, la Acción Católica de Señoritas, y las vicentinas, que vinieron del centro, dos señoras, y acá se agregaron dos o tres más, entre ellas la señora de Puigras (?), que donó la imagen del Niño Jesús de Praga. Se fundó la biblioteca San Francisco de Asís, el 21 de octubre de 1957, con la presencia del escritor Don Arturo Xalambrí, que pertenecía a la parroquia de Tierra Santa, en una hermosa ceremonia.
Se inaugura y se hace una ceremonia muy linda con la bendición de la Cruz que en estos momentos está sobre el altar.
Se trae la imagen de San Cono, que resultó una romería los días 3 de junio; se hace procesión con la imagen de este santo, lo mismo con Santa Lucía, y las Fiestas Patronales de los Sagrados Corazones con el Santísimo. Se hacen todos los años las cuarenta horas. Se llega a celebrar en la parroquia hasta cuatro misas en la mañana, se hacía el Rosario, y durante el mes de Octubre había obligación de que los terciarios trajeran todos los días una o más personas al Rosario.
Cuando llegó el P. Grigaliunas comenzó a reformar, y así había más espacio para la feligresía. Se siguió venerando las imágenes de los Sagrados Corazones, Santa Lucía, el Niño Jesús de Praga, Santa Teresita y San Cono.
Se hacen fiestas para los niños, se les da cine de vez en cuando, y jugaban al fútbol antes de la catequesis y después. Colaboraban con la catequesis de varones desde el comienzo hasta el mes de octubre los hermanos jesuitas, y durante el mes de noviembre todos los días el Padre con las catequistas nos encargábamos de ayudar en todo, y el Padre les daba un rato de descanso, y la última parte de catequesis quedaba a cargo del Padre, y nosotros cuidar de los niños.
Las comuniones generalmente las recibían el día de la Inmaculada Concepción, el 8 de diciembre. Teníamos expresamente la misa para los niños, misa dialogada, con cantos, a las 9 de la mañana. Colaboraban en las misas los Padres Capuchinos.
También en la parte material, tenía socios de catequesis, de Pro-templo, se hacían rifas cerca de fin de año, las kermeses. Estaba la Junta Parroquial.
El P. Grigaliunas fue capellán de sus compatriotas, que venían los domingos, una vez al mes, a la Santa Misa de Possolo. A principios de 1951 dejó la capellanía para ser atendida por los Padres Jesuitas lituanos, para dedicarse exclusivamente a su parroquia, los Sagrados Corazones. Debió ausentarse por tres o cuatro meses a Norte América por razones de salud. Durante este tiempo, estuvo el P. Domingo de los Capuchinos, un Padre que estaba muy ocupado, y preparó esta parroquia con los muchachos, un conjunto de gauchos de la Cruzada Libertadora, pidiendo prestado los trajes, creo que al Cuartel de Blandengues. Luego, actuaron en el Círculo Católico, y otros, y fueron a Tala, a representar allí en el Colegio del P. Borracas. Después volvió el P. Grigaliunas, medio curado, porque él no dormía, porque tuvo muchos problemas cuando, perseguidos por los soviéticos que habían ocupado Lituania, debió trasladarse a Alemania, donde en 1941 pasa a Brasil, y en San Pablo organizó una parroquia de Lituanos, y por razones de salud, debió en 1943 venir a Montevideo por el clima.
Se hacían Misiones y venían los Padres Redentoristas. Se visitaban las familias para la catequesis, todo el radio de esta parroquia. Se les obligaba la Santa Misa, se colaboraba en las lecturas, en los cantos, y en todo lo que tenía que ver con la liturgia, siempre se estaba al tanto de algún cambio o modo de expresión.
Las congregaciones, por lo general, se reunían los domingos de tarde. La Acción Católica lo hacía los sábados de tarde, las vicentinas tenían un día a la semana de tarde, donde se visitaban los pobres, y se les entregaba mercadería, se ocupaban de los bautismos, y los que no eran casados por Iglesia y deseaban hacerlo se les preparaba.
Se colaboró en la colecta para el Seminario de Toledo, se iba a las reuniones que se hacían por esto una vez por semana, a dar cuenta de lo hecho.
En aquella época se arreglaba mucho el altar, lo mismo que en Semana Santa se preparaba el Monumento para el Santísimo.
Se colaboraba también con el armonio para los cantos de la Misa y casamientos.
Al principio, cuando vino el Padre, le ayudó también un joven lituano, pero después vino a la parroquia para atender la cocina y otros menesteres la hermana del Padre, persona muy caritativa y de mucha fe.
Después vino a vivir en la casita de al lado de la Iglesia, una señora que ya empezó a colaborar en la limpieza de la iglesia y se ocupaba de atender las velitas que se utilizaban en las fiestas de San Cono u otros santos.
Después del P. Grigaliunas vino el P. Antonio Ramírez, al que seguí colaborando. Las congregaciones fueron desapareciendo y hubo cambio en las imágenes, y ya no se arreglaba la iglesia como antes, era más sencillo y seguía siempre con la catequesis. El P. Ramírez estuvo como diez años, y con él tuvimos varios seminaristas.
Después vino el Padre Miguel Britos, que estuvo diez años, pero con él estuve colaborando menos, aunque de vez en cuando le traía las hostias y al principio le arreglaba la sacristía.
Se pedía siempre por las vocaciones con la llegada de todos los padres.
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