sábado, 17 de diciembre de 2016

Milagros cotidianos.

En la tarde de ayer, como ya dije, pasaron muchas cosas maravillosas. Por estar filmando la coreografía no me percaté de una imagen. Gracias a Dios, a mi lado estaba Miguel. A él le conmovió esa imagen, y la compartió conmigo. Desde que vi el video, quedé conmocionado, y no deja de darme vueltas en la cabeza.


En el video se ve a una niña de las inmediaciones de la parroquia. Muchos la conocerán. Muchos sabrán que vive una realidad muy dura, de la que no voy a ahondar ahora. Verla disfrutar, olvidándose de un rato de la dureza de su vida, me conmueve. Este video muestra un milagro cotidiano, es decir, un milagro que habitualmente pasa desapercibido. Esperamos grandes manifestaciones de Dios, que nos dejen boquiabiertos, y nos perdemos manifestaciones como ésta. Esta imagen es un milagro de esperanza. Por un instante esta niña sabe que fuimos creados para ser felices, y que juntos caminamos a un horizonte de felicidad plena, junto a Dios y los hermanos. Ciertamente es muy chica para hacer esta reflexión, pero me juego a que estos pequeños hermosos momentos la van a rescatar de los otros, de esos que uno quiere olvidar.

No dejo de pensar: "¿cómo cerrar las puertas de la parroquia a estos milagros cotidianos?" 
Estoy convencido que Jesús se hizo muy presente ayer, porque lo de ayer fue manifestación de su Voluntad, de que todos formemos una sola familia.

Pero claro, para verlo hay que cambiar la mirada, abandonar la mentalidad "blanco-negro", que empobrece nuestra reflexión, y nos hace perder éstos, sus milagros cotidianos.

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