Oh, Sagrado Corazón de Jesús,
que por amor te dejaste traspasar derramando sangre y agua,
te pedimos que nos liberes, nos purifiques y nos concedas la gracia
de que nuestros corazones sean transformados de corazones de piedra a corazones de carne.
Que al contemplar el amor y sacrificio de Tu Corazón,
seamos movidos a pasar del egoísmo al amor;
del orgullo a la humildad;
de la rebeldía a la mansedumbre.
Oh Inmaculado Corazón de María,
que por tu perfecta comunión de amor con el Corazón de tu Hijo, recibiste espiritualmente la misma espada que le traspasó su Corazón,
te pedimos que nos enseñes a alcanzar esa misma comunión de amor.
Que nuestros corazones, a imitación del tuyo, Madre,
sean dóciles a la acción del Espíritu Santo,
para que así sean instrumentos de paz, luz, verdad y amor.
Oh, Corazones de Jesús y de María,
cuyo triunfo y reinado espiritual esperamos y anhelamos,
pedimos nos concedan la gracia que pedimos,
que manifiesten su Reinado en nuestros corazones a través de una vida de santidad y virtud,
para que así podamos, en estos tiempos,
cumplir la misión de ser apóstoles del Evangelio.
Amén.
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