La Iglesia saldrá a recolectar testimonios y documentación sobre su obra.
Al mediodía del próximo viernes tendrá lugar la apertura del proceso de canonización del presbítero Ruben Isidro Alonso, más conocido como "padre Cacho".
Se trata de una instancia que tiene carácter obligatorio para el trámite interno dentro de la Iglesia Católica.
En la ocasión el cardenal Daniel Sturla nombrará mediante decreto a todos los oficiales que actuarán en esta etapa del proceso.
Los oficiales, que estarán presentes en el acto del viernes, son los principales involucrados en este proceso que tiene como objetivo la recopilación de todas las pruebas.
En tal sentido, su tarea se concentrará en reunir y evaluar documentos y testimonios de carácter verídico que luego serán enviados al Vaticano.
Una vez en Roma comenzará el procedimiento que terminará con la sentencia del Papa y la declaración del padre Cacho como Venerable, una etapa previa a la canonización puesto que después de eso se esperará un milagro para poder declararlo beato y luego otro milagro para confirmarlo como santo.
El cardenal Sturla anunció a finales del mes de febrero que el Vaticano resolvió conferir al"padre Cacho", la distinción de "siervo de Dios".
Sturla destacó en aquel momento que Alonso "murió con fama de santidad", un elemento básico para comenzar el proceso de canonización, de acuerdo a las normas católicas.
En la actividad del viernes las autoridades de la Iglesia de Montevideo explicarán los pormenores de este proceso. De todos modos, ya hicieron saber que puede tardar varios años y que implicará la citación de al menos unos 50 testigos. Estas personas deberán explicar, ante los oficiales y bajo juramento, por qué creen que el padre Cacho vivió como un santo.
Entre los citados habrá familiares, sacerdotes, personas del barrio donde vivió y otros conocidos suyos.
La posibilidad de convertirlo en santo, máximo título que otorga la Iglesia a sus fieles, ilusiona a los católicos uruguayos que hasta el momento no cuentan con ese título entre los nacidos en el país. Mientras tanto, otros seis uruguayos están en carrera (ver nota aparte).
Trayectoria.
"Cacho" fue un sacerdote salesiano que dedicó la mayor parte de su vida a trabajar directamente con los más pobres. Fue un activo protagonista en la tarea de mejorar la calidad de vida de las familias de distintos barrios, entre ellos el Casavalle, donde vivió muchos años en un rancho de lata.
Formó cooperativas de vivienda y ayudó mucho a las personas que trabajan con la basura. Por su iniciativa, se les pasó a decir clasificadores en lugar de otros términos utilizados en aquel momento.
Cuando falleció en el año 1992 sus restos fueron trasladados en un carro tirado por un caballo, un símbolo de los clasificadores de Montevideo.
Cacho: "La sociedad les robó hasta los pescados"
Mercedes Clara, una de las biógrafas del "padre Cacho", recuerda que en el año 1979, los vecinos de Aparicio Saravia y Timbúes fueron amenazados con el desalojo. "En la desesperación de quedarse sin tierra recurrieron a Cacho. Por sus vínculos con la Iglesia, él consiguió una ayuda del grupo Juntos Podemos, de la Parroquia Stella Maris de Carrasco, y compraron el terreno", contó Clara.
Cuando abusaban de su solidaridad y le sacaban lo poco que tenía, lo justificaba con razones, y cuando no las encontraba, decía: "Como sociedad les hemos robado todo. Está bien que me toque a mí alguna vez". "Es mentira aquello de que hay que enseñarles a pescar y no darles el pescado, porque nosotros le hemos robado la caña, el anzuelo, la barca, la red y hasta los pescados", decía.
ETAPAS DE UN LARGO TRÁNSITO
Proceso de santidad de 6 uruguayos
SIERVO DE DIOS. El padre Ruben Isidro Alonso —padre Cacho— se une a varios cristianos uruguayos que transitan las diversas etapas en un proceso de canonización. Entre otros, el joven laico Walter Chango, que ya fue declarado Siervo de Dios en noviembre de 2001. Este es el primer grado que se le otorga a una persona que es candidata para ser venerable, luego beatificada y posteriormente canonizada.
VENERABLE. Monseñor Jacinto Vera, primer obispo uruguayo, fue declarado Venerable el 6 de mayo de 2015 por el Papa Francisco. Con este título se reconoce que un fallecido "vivió y practicó las virtudes cristianas en grado heroico". Las siete virtudes son: justicia, templanza, fortaleza, prudencia, caridad, fe y esperanza.
BEATOS. Para la beatificación de una persona cristiana, además de las virtudes heroicas, se requiere un milagro obtenido después de su muerte. El milagro no es requerido si la persona ha sido reconocida como mártir.
Las hermanas Dolores y Consuelo Aguiar, dos laicas uruguayas asesinadas en 1936 durante la Guerra Civil Española, fueron declaradas mártires el 28 de junio de 1999 y beatificadas, por Juan Pablo II, en 2001. La Madre Francisca Rubatto, religiosa capuchina, fue beatificada por Juan Pablo II el 10 de octubre de 1993, constituyéndose en la primera beata uruguaya.
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