miércoles, 15 de mayo de 2019

90 años del nacimiento del P. Cacho


Por amor al Padre Cacho

Voy a escribir esta vez
la historia de un hombre santo
que hasta nosotros llegó
y nos cubrió con su manto.

Un manto de amor, de pan
y de palabras sinceras
que en el frío de la miseria
se nos volvió primavera.

Fue golpeado, pisoteado,
lo aceptó como Jesús,
llevó con mucha paciencia
esa tan pesada cruz.

Dios lo trajo hasta nosotros
él por amor se quedó
para tratar de ayudarnos
y vaya si lo logró,

A mi gente yo le pido
unámonos mucho más
para que juntos podamos
con su obra continuar.

Que en nuestra zona
no existan nunca más
niños descalzos
tampoco gente con hambre
que se terminen los ranchos.

Cuidemos con gran esmero
la herencia que él nos dejó
luchemos por gran justicia
pero siempre con amor.

Padre Cacho, vos has sido
en nuestra comunidad
padre, amigo, hermano, vecino,
todo eso y mucho más.

Escribí esto pues sabía
que el Padre estaba por partir,
estaba por iniciar ese viaje sin retorno
y para que no se pierda todo
lo que él dio de sí, para que comprendamos
su sufrimiento sin queja
y valoremos todo lo que él hizo
por los humildes, los desprotegidos
los marginados.

El fue incapaz de ofender a nadie, 
defendía, peleaba por su gente,
pero sin armas
con palabras llenas de verdad y bondad, 
cuántas veces le decíamos
tal o cual cosa está marchando mal,
y contestaba con alguna parábola de la Biblia, 
justificándolo todo.

Los que estaban a su alrededor
no pasaron hambre,
pues él repartió el pan,
no tenían frío,
pues él los abrigó,
no tenían pena
porque los consoló.

Cuántas cosas hermosas nos dio,
nos enseñó a rezar pues muchos
quizás por los mismos sufrimientos
lo habían olvidado.
Nos enseñó a trabajar para alimentarnos, 
pues decía que el pan ganado 
con el sudor de la frente tiene mejor sabor
nunca nos obligó a ir a misa
solo nos enseñó a amar a Dios y respetarlo.

Cuando había un enfermo
él tenía el remedio,
cuando una familia estaba en la calle
él tenía un lugar.

Las ollas populares fueron alimento 
cuando más se precisó y él las sostenía, 
luego las guarderías recogieron a los niños
para que los padres pudieran trabajar.

Por medio de él llegaron a la zona, 
arquitectos que dieron trabajo
a hombres que no lo tenían,
asistentes sociales para solucionar problemas de familias, 
abogados, asesores para indicar lo que era mejor,
maestros para los niños
que tenían dificultad en la escuela,
médicos para la policlínica del barrio,
taller de costura
y manualidades para mujeres y niños,
grupos de Biblia
para ayudar a meditar.
Herrería para los muchachos.

Podría estar horas y horas
escribiendo todo lo que él hizo
pero no es necesario
pues todos lo sabemos.

Lo que sí quiero decir
es que yo en particular,
no he conocido hombre
más sencillo y bueno
que el Padre Cacho,
él era capaz de perdonar setenta veces,
también quiero pedirles
que piensen que el Padre Cacho
no se fue. Murió su cuerpo
pero su espíritu vivirá entre nosotros
mientras esté presente en nuestro corazón, 
mientras haya una persona junto a otra,
mientras haya un grupo con ansias de  trabajar.

Mientras se levante una vivienda
mientras las guarderías recojan
con amor a los niños,
mientras los carritos estén en la calle 
mientras haya una flor en la tierra, 
mientras respetemos su memoria
Cacho estará presente.

No debemos permitir
que el egoísmo nos invada
debemos permanecer juntos
para poder apartar las piedras
que encontremos en el camino
debemos mantener la luz
que él nos dejó, encendida para siempre
por nosotros y por vos,
Padre Cacho.


Angélica Ferreira
Poetiza
Amiga del P. Cacho
Vecina del barrio Plácido Ellauri

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