26. En abril de 1976, nuestra comunidad recibe a un nuevo párroco que venía
del Paso Molino, adonde había desempeñado una fecunda labor pastoral: el Padre
Miguel Brito.
Con su característica sencillez y gran espíritu de entrega se va
"metiendo" en la comunidad y en el barrio.
Son años difíciles pero
ciertamente muy significativos para nuestra parroquia. ¿Cómo mantener y
multiplicar los lazos que constituyen la trama de la comunidad cristiana en
momentos en que se vive fuertemente el temor a la represión y la tentación del
aislamiento? ¿Cómo abrir la parroquia a los cientos de familias que se instalan
en las viviendas recién edificadas? ¿Cómo continuar y promover aún más la
participación responsable de los laicos?
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