lunes, 18 de abril de 2016

3er encuentro de catequesis familiar.


En la tarde del sábado tuvimos nuestro 3er encuentro de la catequesis familiar.
Antes de que se dividieran los grupos, tuvimos un momento de oración juntos.
En ella meditamos cómo los discípulos de Jesús permanecieron unidos después que Él ascendió al Cielo, a la espera del cumplimiento de la promesa que les había hecho Jesús, es decir, el envío del Espíritu Santo.
Por esto, comenzamos a prepararnos para celebrar juntos el día en que esta promesa se cumplió, es decir, Pentecostés. Para ello, comenzamos a meditar los dones que el Espíritu nos da. 
En esta ocasión meditamos sobre el temor de Dios, que es el don de respeto a Dios y a los hombres. El temor de Dios es la actitud que nos hace vivir de manera constante bajo la mirada del Señor. Su mirada no es la de un ojo maligno o severo que apunta hacia ti solo para encontrarte un fallo. En absoluto. La mirada de Dios es una mirada de Padre que te conoce y te ama como no te puedes imaginar… y quiere el verdadero bien para ti. Este temor a Dios bien entendido es el temor que acaba con todos los temores y los escrúpulos. No teman a nadie, que nadie los puede dañar cuando los protege el que todo lo puede. Es pues un temor que nace del amor. Y lleva a actuar como a Dios le gusta, porque ese es el bien más grande. Por eso, este don es el don de la reconciliación y del arrepentimiento.

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