En una jornada donde uno de los principales diarios del país sacó en portada la guerra de bandas de narcotraficantes en Casavalle, y luego dedica una nota a la situación de inseguridad de la Mutualista de Cap. Tula; y el que es considerado el principal diario cuenta que el Presidente participó del acto de clausura de un encuentro masón, donde el Gran Maestro de la Logia señaló "que la intolerancia en el relacionamiento entre las personas y la violencia como forma de conseguir objetivos de diversa índole son aspectos que debemos combatir si queremos alcanzar una sociedad más libre y más justa"; otras cosas pasaban en nuestro barrio, de esas invisibles de las que habla Cacho, de las que no salen en los diarios ni en la tele.
Es que, siguiendo con la tradición inaugurada por el P. Cacho, los niños del Barrio Plácido Ellauri y alrededores pudieron disfrutar un momento de ser niños, sin preocuparse de los problemas de adultos en el que están sumergidos día a día. Como saben, Angélica Ferreira, amiga del P. Cacho y referente del barrio, con apoyo de vecinos, y este año también de trabajadoras de SOCAT, Mercedes Clara y Alberto, un estudiante de la Universidad Católica, y el de nuestra comunidad, organizó la celebración del Día del Niño.
Fue una jornada hermosa de la que llegaron a participar en el entorno de los cincuenta niños (si no es que nos quedamos cortos). Con las dos reglas "no pelear, no insultar", todo transcurrió en paz y alegría. No hubo conflictos entre los niños, todos encontraron un juego en el que involucrarse, fruta, tortas, refresco, y todos pudieron llevarse su juguete de regalo.
Es difícil de transmitir la importancia que tiene para estos niños "poder ser niños" durante esas tres horas que duró el encuentro. Muchos de ellos viven situaciones muy duras, de las que uno no se anima a imaginar. Y por esto, es fundamental que se siga apostando y apoyando este emprendimiento.
Damos gracias a nuestra comunidad que participó con generosidad de la colecta de juguetes. Damos gracias a Dios por tanta gente generosa dispuesta a dar su tiempo para regalarle a los niños este momento. Estoy convencido de que de esta manera, la comunidad cumple con su vocación, de estar atenta al clamor del barrio. Esta vocación, como lo hemos visto repasando la historia de la parroquia, ha existido desde el origen; y es hermoso sentir que seguimos en ese camino, con la ayuda de Dios.
Que como comunidad podamos seguir siendo fieles a esta vocación que nos regaló Aquél que "bajó a los barrios y se hizo vecino".
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