viernes, 6 de octubre de 2017

Rosario meditado.

En el marco del II Congreso Mariano de Montevideo, esta tarde compartimos un Rosario, meditando los misterios más importantes de la vida de María. Compartimos con ustedes el material reflexionado. 

Primer Misterio

La Natividad Inmaculada de María.

Lectura Protoevangelio de Santiago.

Y he aquí que un ángel del Señor apareció, y le dijo: Ana, Ana, el Señor ha escuchado y atendido tu súplica. Concebirás, y parirás, y se hablará de tu progenitura en toda la tierra. Y Ana dijo: Tan cierto como el Señor, mi Dios, vive, si yo doy a luz un hijo, sea varón, sea hembra, lo llevaré como ofrenda al Señor, mi Dios, y permanecerá a su servicio todos los días de su vida.
Y los meses de Ana se cumplieron, y, al noveno, dio a luz…Y Ana exclamó: Mi alma se ha glorificado en este día. Y acostó a la niña en su cama. Y, transcurridos los días legales, Ana se lavó, dio el pecho a la niña, y la llamó María.

(Pío IX, Bula Ineffabilis Deus, 8 de diciembre de 1854)

"...declaramos, proclamamos y definimos que la doctrina que sostiene que la beatísima Virgen María fue preservada inmune de toda mancha de la culpa original en el primer instante de su concepción por singular gracia y privilegio de Dios omnipotente, en atención a los méritos de Cristo Jesús Salvador del género humano, está revelada por Dios y debe ser por tanto firme y constantemente creída por todos los fieles..."

Reflexión


 María quedó preservada de toda carencia de gracia santificante desde que fue concebida en el vientre de su madre Santa Ana. Es decir María es la "llena de gracia" desde su concepción.
Su nacimiento, ha anunciado la alegría al mundo entero, pues de Ella nació el sol de justicia, Cristo, nuestro Dios: él ha sido quien, destruyendo la maldición, nos ha aportado la bendición y, aniquilando la muerte, nos ha otorgado la vida eterna.

Intención:
En este misterio rezamos por la paz en el mundo y en nuestro barrio.

Segundo Misterio

La Anunciación a María.

Lectura Lc 1,26-38

Envió Dios el ángel Gabriel a una virgen. El nombre de la virgen era María. El ángel le dijo: “Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo”. María se turbó. El ángel agregó: “No temas, darás a luz un hijo a quien pondrás por nombre Jesús”. Preguntó María: “¿Cómo será esto pues no conozco varón?” El ángel le respondió: “El Espíritu Santo vendrá sobre ti; por eso el que ha de nacer será santo y será llamado Hijo de Dios. Ninguna cosa es imposible para Dios”. Dijo María: “He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra.”

Reflexión


El Padre quiere reiniciar su historia de amor con el hombre. Para ello no da simplemente una orden. A fin de sellar la Nueva Alianza, solicita el sí libre de una mujer, de una joven. Por ser Inmaculada, María es toda ella apertura y docilidad a Dios. Con libertad de hija, plantea una pregunta, y recibe respuesta del cielo. El Hijo de Dios será uno de nosotros en todo, menos en el pecado. Entonces María da el salto de la fe sin condiciones: “Hágase en mí según tu palabra.”

Intención:
En este misterio rezamos para que sepamos anunciar el amor de Dios a nuestro barrio

Tercer Misterio

María da a luz a Jesús.

Lectura Lc 2,7-12

María dio a luz a su Hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en la posada. En la cercanía había unos pastores que pasaban la noche a la intemperie, vigilando su rebaño. Se les presentó un ángel del Señor; la gloria del Señor los envolvió con su luz y se llenaron de miedo. El ángel les dijo: “No teman, les anuncio una gran alegría, que lo será para todo el pueblo. Les ha nacido el Salvador, Cristo el Señor. Esto les servirá de señal: un niño envuelto en pañales, acostado en un pesebre.”

Reflexión

El Hijo Unigénito del Padre, la Segunda Persona de la Trinidad, el Dios Infinito nace de María en nuestra tierra. No llega como rey poderoso. No escoge la capital de un imperio ni un palacio. Para él no hay lugar en una casa. El pequeño Jesús aún no habla. Sin embargo, es la Palabra viviente del Padre, el argumento visible de su misericordia. Dios se ha hecho niño, no hombre adulto. Nadie le puede temer. Los primeros invitados son unos pobres pastores. Él es la gran alegría de Dios para el mundo.

Intención:
En este misterio rezamos por las familias.

Cuarto Misterio

María en las Bodas de Caná.


 Lectura Jn 2,1-11

Se celebraba una boda en Caná. Estaba allí la Madre de Jesús. También fue invitado Jesús con sus discípulos. Se acaba el vino. Le dice a Jesús su madre: “No tienen vino”. Él responde: “¿Qué tengo yo contigo, mujer? No ha llegado mi hora”. Le indica ella a los sirvientes: “Hagan lo que él les diga”. Jesús les dice: “Llenen las tinajas de agua. Llévenle al mayordomo”. Cuando éste probó el líquido, dice: ‘Todos sirven primero el vino bueno; tú lo has guardado hasta ahora.” Fue el primer signo de Jesús. Así manifestó su gloria, y sus discípulos creyeron en él.

Reflexión

El primer milagro no consiste en sanar a un enfermo o resucitar a un muerto. Su primer signo mesiánico es alegrar una fiesta de matrimonio. Transforma 600 litros de agua en vino. Manifiesta así la abundancia de alegría que él trae para el hombre. A su madre la llama con palabra inusual “mujer”. También en el Calvario la llamará así, indicando que es la Nueva Eva junto a él, el Nuevo Adán. María ejerce su inmenso poder de intercesión. Por ella, él adelanta su hora. La Virgen nos deja el programa de toda vida cristiana: “Hagan lo que él les diga”. En Caná se alumbró la fe de los apóstoles.

Intención:
En este misterio rezamos por los jóvenes.

Quinto Misterio

María junto a la Cruz de Jesús.

Lectura Jn 19,25-27

Junto a la cruz de Jesús, estaba su madre y la hermana de su madre, María, mujer de Cleofás, y María Magdalena.
Al ver a la madre y cerca de ella al discípulo a quien el amaba, Jesús le dijo: «Mujer, aquí tienes a tu hijo.» Luego dijo al discípulo: «Aquí tienes a tu madre.» Y desde aquel momento, el discípulo la recibió en su casa.

Reflexión

María acompaña a Jesús en todo momento, en los buenos, pero también en este momento tan doloroso. Y Jesús nos la entrega comom Madre. Desde entonces Ella también está junto a nuestras cruces personales. Sufre al ver la violencia a la que someten a su Hijo, pero también sufre hoy, con la violencia que sufren muchos hermanos, en el barrio y en el mundo.

Intención:
En este misterio rezamos por los enfermos y todos los que sufren por diversas razones.

Sexto Misterio

María reúne a los Apóstoles y reciben el Espíritu Santo:



Lectura Hech 1,13; 2,1-4

Los Apóstoles perseveraban en la oración, con un mismo espíritu, en compañía de algunas mujeres y de María, la Madre de Jesús. Al llegar el día de Pentecostés, estaban todos reunidos con un mismo objetivo. De repente vino del cielo un ruido, como de viento impetuoso, resonando por toda la casa. Vieron unas lenguas como de fuego que se repartieron y se posaron sobre cada uno. Se llenaron todos de Espíritu Santo y se pusieron a hablar en diversas lenguas, según el Espíritu les concedía expresarse.

Reflexión

Los Apóstoles tenían nostalgia y miedo. No habían comprendido las enseñanzas del Maestro. María sí estaba segura de que serían confortados por el Espíritu. Su petición atrajo al Consolador. Así como el Espíritu resucitó a Jesús, desciende y es Alma de esa familia que es la Iglesia. Los Apóstoles ya no serán temerosos ni indiferentes: el Espíritu los enviará a extender el Reino de Dios hasta los confines de la tierra.

Intención:
En este misterio rezamos por nuestra Iglesia.

Séptimo  Misterio

La Asunción a los cielos y la coronación de María como Reina.
Lectura Lc 1,46-47; Concilio Vaticano II, Lumen Gentium 59

Entonces dijo María: “Proclama mi alma la grandeza del Señor... Todas las generaciones me llamarán bienaventurada”. La Virgen Inmaculada, limpia de toda mancha de pecado original, fue llevada en cuerpo y alma a la gloria celeste al concluir su vida terrena. Fue proclamada por el Señor Reina del universo, para asemejarla más plenamente a su Hijo, vencedor del pecado y de la muerte.

Reflexión

Nuestro cuerpo fue escogido para ser templo del Espíritu Santo. El santuario plenamente habitado por la Santísima Trinidad fue María. Se entregó entera a la persona y a la obra de Jesús. Por eso fue llevada en cuerpo y alma junto a su Hijo Resucitado. Esto no es sólo una manera de hablar. Es un misterio. Así como la Resurrección es real, también es un hecho que, desde el cielo, un corazón enteramente humano, materno, de carne y sangre, late por nosotros.

Intención:
En este misterio rezamos por nuestra comunidad.

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