jueves, 21 de diciembre de 2017

Cosas invisibles II.

El 27 de marzo de este año compartimos una publicación que hablaba de un gesto que tuvieron los muchachos del Centro Juvenil, y que llamamos "Cosas invisibles. Cosas de Dios". Ayer tuvimos la oportunidad de vivir otra experiencia en la misma línea.

Mientras se realizaba el operativo "Mirador" en la zona de Casavalle, nuestra comunidad estaba embarcada en otro "operativo", muy distinto, por cierto. Sin hacer juicios sobre el operativo policial, es evidente que quienes vieron los noticieros de ayer, y no viven en la zona, asociaron nuestros barrios a esas imágenes, que relacionan a la zona y sus habitantes con la delincuencia. 

Sobre las 10 de la mañana, nuestra comunidad comenzó un gesto para vivir esta Navidad con Jesús. Gracias a la colecta que realizamos para la Obra de Misericordia, al apoyo de una persona que dona comestibles para el proyecto Requetemiércoles, y a la guía de Ángélica Ferreira, llevamos un budín y un turrón junto a la poesía de Navidad del P. Cacho, para entregar a las familias de los barrios Marconi y Plácido Ellauri. Comenzamos con las personas más allegadas a la vida de Cacho, pero tenemos pensado llegar a una 80 familias. Sabemos que un budín y un turrón no cambia nada en la vida de nuestros vecinos, pero sí lo hace la mirada de amor al barrio, que nos enseñó Cacho, y el mensaje de esperanza que transmite en su poesía. Como decía San Vicente de Paúl, ayudar a los pobres no es una obra de misericordia, sino de justicia, y de ahí la necesidad de compartir este testimonio, no para decir "qué buena es mi comunidad que hace este gesto en el barrio", sino para decir, "miren que el barrio no es sólo lo que muestran los noticieros", para ver lo que es en realidad, hay que acercarse con una mirada de amor, tal como la tenía el P. Cacho, y que Mercedes Clara recoge en su libro, "Padre Cacho. Cuando el otro quema adentro".

Cosas invisibles
Cuenta Cacho en una grabación para los amigos del exterior:
Mataron a Comanche, otra víctima inocente digo yo. Él andaba por malos caminos, pero inocente porque la sociedad lo agredió toda su vida. A pesar de eso él hizo obras que no se ven, por ejemplo, cuando iba a ayudar a la guardería; por ejemplo, su último gesto: salvar la vida de un niño. Le salvó la vida, fue lo último que hizo.
Te cuento como fue el episodio. Se encontraron dos muchachos del barrio, de la misma comunidad, y se pelearon. Cada uno después sacó un revólver. Comanche tiró al aire y, al lado suyo, se arrimó un nenito que lo quería mucho, entonces él, herido ya de un primer tiro, lo empujó hacia el suelo y le dijo «quédate en el suelo». Después recibió tres tiros más y él no tiró ninguno. Tiró solo el primer tiro, al aire, como para que el otro acabara. Y la prensa sacó un gran titular diciendo: «Malandras arreglan cuentas. Uno cayó muerto». Un título y después un pequeño artículo despachando vidas, contar una historia sin nombrarla. Dejando una imagen en la sociedad...
En estos momentos quieren proponer la pena de muerte para menores infractores, se dan cuenta... Y no ven, no se fijan, como dice San Pablo, en las cosas invisibles, no tanto en las transitorias. Dice Pablo, «fíjense en las cosas invisibles», como diciendo que podemos verlas, y las vemos, las sentimos. En el barrio hay tantos episodios de cosas invisibles que daría para escribir un libro.

Ayer tuvimos el privilegio de contemplar una vez más, como "Dios bajó a los barrios y se hizo vecino".

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