19. Este nuevo espíritu
irrumpe como un torbellino en nuestra comunidad. En 1967 llega un nuevo
párroco: Antonio Ramírez, y con él viene también Paco Berdiñas que, si bien se
dedica fundamentalmente a asesorar los grupos de la JOC a nivel de toda la
Iglesia de Montevideo, participa activamente en la parroquia. Esta se ve “invadida”
por jóvenes llenos de entusiasmo ante una Iglesia que empieza a hablarles en su
idioma, que escucha sus problemas, que les ofrece un espacio de reflexión
evangélica y los impulsa al compromiso social. Que también sabe de canto y de
sana diversión. Se organiza además el catecumenado de adultos, como instrumento
de formación cristiana de muchos que hasta entonces vivían una fe más bien
abstracta, individualista, ajena a la experiencia cotidiana Surge el MIYA como
movimiento que trabaja con niños y adolescentes del barrio e intenta
trasmitirles el Evangelio a partir de sus propias vivencias y de un proceso
educativo integral.
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